martes, 8 de diciembre de 2015

Cuando nos creímos cuerdos

Sturmtruppe geth unter Gas vor (Der Krieg) - Otto Dix
http://www.ottodix.org

Hace poco que los he visto. A través de las grietas que deja la barbarie, los he visto.

Los he visto caer en la histeria colectiva. Pero era falsa, deliberada. Si los observas atentamente siempre sabrás qué van a hacer después, son previsibles, están programados. Cuando la mierda salpica se sorprenden y pierden la cabeza. Incluso se ponen solemnes cuando alguien pulsa el interruptor. Su proceder es automático, nunca piensan, nunca son sinceros. Siempre responden igual.

Se mueven siempre en la contradicción. Son todos iguales pero se aferran a su individualidad, creen ser especiales pero no conciben al otro. Se recrean en grandes sueños y aspiraciones aunque sobreviven en la desidia. No asumen el absurdo que les rodea, lo que les hace absurdos a ellos mismos, patéticos incluso. Así están, en contradicción, permanentemente desgarrados. Y no lo ven. No lo quieren ver.

Debe ser que viven sin ganas, hastiados. Que se han cansado de vivir. Pero no tienen valor para asumirlo, no tienen la voluntad. Su voluntad ha enfermado y conspira contra ellos. Cavan diligentemente sus tumbas, siempre en silencio. Pretenden no ser conscientes de lo que hacen y callan, y el silencio lo envuelve todo.

He escuchado sus risas ahogando ese silencio. Rien todo el tiempo, rien de forma grotesca y brutal. Sus rostros se deforman tras su risa forzada, se vuelven oscuros y monstruosos. Lo único que quieren es que todos les escuchen reir. Y aún más, quisieran morir riendo.

Curiosamente, tienen un lema común que todos corean al unísono. Dicen que al otro lado el mundo está loco. Pero siempre miran a lo lejos, vagamente, de pasada, solo para olvidarse de sí mismos. Sin embargo, yo he vuelto hacia aquí la mirada y los he visto.

Tras este muro de marfil se esconden los peores locos.

sábado, 17 de octubre de 2015

He dejado de buscarte

Creí que por fin me había vaciado de ti, y decidí ir a buscarte. Ni siquiera diría que fui en tu busca en un primer momento. Salí a explorar. Imbuido de altiveza, libre y orgulloso, salí a reafirmar mi autosuficiencia con lo que quedara de ti.

Pero ignoré que en mis espaldas cargaba con una intuición inapreciable que fui cebando a cada paso. La alimenté con falsas seguridades y la dejé crecer. Primero fue una ténue carga, después un aire de necesidad, al final un gran parásito. Y al llegar la noche yo era esa intuición.

Deambulaba en la oscuridad como un perro enfermo y medio ciego, olisqueando cada rincón y comparándolo con tu recuerdo. Pero todo este tiempo me había estado vaciando en un sutil goteo que se llevó mi sangre y tu veneno, dejando nada más que una ligera fragancia, un leve rumor al que aferrarme. Así que solo reconocí el olor dulzón del patetismo que fui dejando tras mi desesperada batida. Pero tú no estabas allí. 

Hoy lo he entendido. Aquella intuición había ocupado el vacío del que fui complice, me convertí yo mismo en la intuición y a partir de ese momento, aunque no lo supiera, ya no te podría encontrar. 
Nunca podría encontrarte porque habías dejado de existir, y en tu lugar dejaste una certeza. 
Nunca lo hubiera sabido, pero no aspiraba a ti, sino a ella. 

Arrastrando mi pesada mirada he topado con los ojos de un cadáver. 
Y he dejado de buscarte.

Eye - M. C. Escher

viernes, 7 de agosto de 2015

Ruinas

Hay una nota seductora en la decadencia. Un punto de fascinación. Uno, y suficiente. Lo conoce aquel al que le violenta el ritmo frenético de una ciudad muerta. Y al que le arroja a la más jodida gravedad este mundo tan desprendido de lo esencial, donde la vida se cobra en horas de compartida soledad. El que intuye eternos muros de cristal cercando absurdamente una ilimitada vacuidad.

Será que en ese vacío resuena el eco de nuestros gritos de socorro, será que corremos hacia él a salvarnos como locos. Serán las grietas en sus muros, profetas de un derrumbe triumfal. Sí, será el baile siniestro de esos gigantes tambaleándose o el saberse eternos de los que acudan a su caída. Y arrastrarán en ella este cielo asfixiante, que no soportan ya sus roídos pilares el pesar de mil años de maltratos, vanidad y sucios egos. Su grito agónico taladra en nuestras cabezas como una triste melodia que promete un caos irremediable de cenizas sobre las que construir. Promete el esfuerzo de una nueva realidad, más viva y sincera, más consciente de sí misma y su particular tragedia.
Serán las promesas que nacen en esta desesperanzada espera, las que tanto nos seducen.

Mientras tanto veo como se desmoronan.
Entre las grotescas ruinas que nos dejan caminamos fascinados.
Y el brutal morir de su ser decadente redobla en su exigencia.
El paso firme,
la cabeza alta,
la sonrisa amarga.
Que hacia un nuevo mundo, caminamos.
Haunting Streets - Lesley Oldaker
http://www.lesleyoldakerfineart.com/

https://www.youtube.com/watch?v=Z0GFRcFm-aY

viernes, 5 de junio de 2015

Y cantó orgulloso a sus mentiras...

En la hora más oscura me sedujo la inspiración que me había de salvar. Qué poco hube de hacer, que sólo requerí de ciega fe para arrojarme entre sus brazos y dejar que extirpara esa temida soledad, cada indicio de amargura de mi mansa existencia. Y qué pronto dejé de sufrir y qué bello el instante que me encontró con las certezas que nadie nunca me supo conceder. Con qué soltura, qué comodidad, tal la facilidad con la que el mar de mis anhelos tomó forma exacta y apartó de mí el recuerdo de mil años tormentosos, repletos ellos de naufragios. Bendito sea eternamente aquel segundo en el que me embarqué en el más breve viaje, trascendente él como ninguno y como todo lo que me dió a conocer. Bendito, pues me llevó más allá de las estrellas y todas las constelaciones y me entregó a la inmensa visión de los límites de un cosmos infinito en el que encontré un principio y un final; pues en el lugar del negro caos que antes me acechaba vi un perfecto orden, una sola verdad, vi el único y real sentido que motiva el nacimiento de una galaxia y el más leve movimiento en el alma de los hombres y sólo entonces supe que yo podía ser feliz. 

Cuánto debo a aquel día. Cuánto a mi terca cobardía. Que siempre me sabré ocultando que en la cima de mi autoengaño conocí la felicidad.

domingo, 17 de mayo de 2015

El Silencio


Contaba que de tanto esperar se le paró el tiempo en las narices. Sin suspiros mediadores se detuvo todo en una centrica calle de la ciudad. Y sin embargo eran él y el inmenso abandono que le acompañaba lo único que permanecía quieto. A su alrededor se palpaba el frenetismo aunque nada se moviera y su anhelo de estáticas armonías agonizaba despedazado como las putas en sus esquinas.

Decía entonces que en el mundo de la historia detenida las personas lloran, sangran y se matan, y toman aire a bocanadas y lo echan a carcajadas. Que en el breve instante de los relojes congelados la lucidez se desorbita, y se vuelve punzante y pendenciera contra la piel que habita.

Se estremecía al recordar el segundo más largo de sus más cortos días, pues nada fue lo mismo desde entonces y ahora se sabe eterno en su fútil viaje. Susurra hoy su voz cansada los mil secretos que se gritan cada día y se pierden cada noche y cuenta, cuenta que hay un silencio que ensordece en nuestra vida oscura. Que nadie alcanza a escuchar romperse el delgado hilo que mantiene en vilo la cordura.



viernes, 20 de marzo de 2015

Falles fetes fum


Em tocà una terra, fa ja uns quants anys
on s'estila el delicat gust per cremar.
El fet de reduir el treball de tot un any
a la seua més mínima expressió,
com fascina aquestes gents!
la patètica degradació
de ser falla
i ser foc,
i ser fum,
i deixar de ser,
 per renaixer algún dia.

I que desaprofitada aquesta singular virtut de destruir,
de fer-ho entre rialles i fer-ho vivament, impulsivament, naturalment
com el ball sensual al qual el foc ens convida. 
Tan desaprofitada que li fa a u fantassejar a prop del dia
al qual no cremem tan sols cartrons bellament disposats,
un dia al qual la flama embriagadora se'ns cole a l'ànima
i ens incite, valents, a anar més enllà.

Imagina que comencem per cremar xicotetes coses,
les que sempre ens han disgutat.
Podriem desfer-se d'aquest regal que no vas demanar.
O aquell llibre avorrit que t'obligaren a llegir,
que el foc els consumisca a ells
mentre a tu ho fa l'ebrietat de consumir.
Podriem botar-li foc a eixos edificis
que et van tapar les vistes al mar.
O què collons, cremem l'ajuntament,
amb decisió, sense recular!
Construeix al teu cap la deliciosa imatge
de tirar la Rita al foc, 
i que l'acompanyen tants altres desgraciats!
Imagina cremar la indolent capacitat d'aquestes gents
per banalitzar amb lleuregesa les més greus ofenses,
les burles indignes a una humiliada dignitat. 
Imagina com es cremen aquests murs decadents.
Aquesta València i la seua pudor podrida
no poden més que caure sota la rabia implacable del foc.

Cremem les falles i els fallers.
Que aquestes flames famolenques es carreguen tot allò que està mal fet
mentre superen sense pausa fronteres i continents. 
Mora la injusticia i també l'esperança,
mai més la necessitarem!
Es crema el món i la humanitat,
i tantes cadenes que es cremen 
com els dies i les nits
i les hores i el temps,
i milers de versos que es creien inmortals
també es cremen, sí,
i tantes línies arrogants...
Tot es crema i tot és un crit estripat i triomfal. 
I no és fins que cadascuna de les coses que coneixiem s'ha cremat
que la flama que engendràrem es fa tèbia, dèbil,
i cansada però satisfeta 
també desapareix.

Imagina. Què dic, imagina'ns
a tots dos de la mà
en una realitat sense precedents.
Imagina que per fi aquest dia,
entre la pols i la cendra,
caminem decididament


domingo, 18 de enero de 2015

Mi patria


En la tibiedad de la penumbra adivino los caminos que traza su figura. Se pierden en las sombras para encontrarse en los lugares exactos con inocencia, trazan infinitas curvas que hasta el infinito pretenden llegar mientras juguetean en la noche y dibujan, sin quererlo, una sencilla, perfecta desnudez. Tras su frágil resguardo, pienso, me adivina ella a mí, absorto en aquel regalo de casual arquitectura humana.

Pensará en el baile macabro del que éramos protagonistas, dos almas errantes buscando convicciones a las que aferrarse. Que éramos potencias blindadas en lo que es mera apariencia, finalmente convertidas en un morir de cuerpos que se desgarran y hacen jirones, que se insuflan vida y se la arrancan perdido el norte de sus anhelos de nación, de hogar, de cualquier sentir común que les acepte y proteja. Y pensará que así es mucho mejor, navegando a la deriva, chocando con extraños.

O tal vez sólo duerma y escudada por Morfeo sueña ajena al rumor de mis certezas. Tal vez no está presente y me ampara sólo el engaño de su silenciosa compañia. Pero yo esta noche voy servido de ideales. En una suerte de amanecer recogeré la voluntad para volver a enfrentar este teatro absurdo del sufrir con alegría, del reír con dramatismo, pero esta noche tengo mi lugar.

Porque un instante revelado la dibuja frente a mí.

Su cabello

Su espalda.

Su culo, mi patria.